viernes, 30 de octubre de 2015

De los bienes materiales

"Espacio urbano" 
Fragmento del libro "L'homme, ange ou demon"


Me gusta releer a Baruch Spinosa, (1632) porque aparte de ser un filósofo con ideas de avanzada valora todos los bienes materiales, entre ellos  nuestra envoltura ósea. La neocelandesa Katherine Mansfield (1888-1923) se pregunta: “¿Para qué Dios nos ha dado un cuerpo si hemos de mantenerlo encerrado en un estuche como si fuera un valioso Stradivarius? ¿Por qué no disfrutarlo y gozarlo mientras se puede, no sería más natural que la represión? (No se si se refería a algunas religiones o su opinión era generalizada).
Baruch, aconseja separar  la razón de la teología, siendo que éstas a veces se contradicen y una no puede ser esclava de la otra. En un Estado libre cada cual puede pensar lo que quiera sin ocultar lo que se piensa, ya que cada ser es dueño de sus propias ideas. Por derecho natural cada individuo es libre de filosofar y obrar con el poder de la inteligencia que Dios le ha otorgado, no vivir reprimido por miedo o imposición. El dominio del miedo no permite la convivencia y el desarrollo pacífico entre pensares opuestos.  El fin de la filosofía no es otro que la búsqueda de la verdad. Los fundamentos de la fe hay que extraerlos de las escrituras, las revelaciones y los milagros. Las profecías bíblicas o predicciones psíquicas de filósofos o astrólogos como Nostradamus (año 1500), que pronosticó el surgimiento de Hitler en la Alemania nazi. Particularmente yo no creo en enigmáticas predicciones aunque a veces sean bastante específicas, como la ocurrida con J.F.Kennedy cuando en 1956 Jean Dixon, predijo que un demócrata ganaría las elecciones presidenciales y lo asesinarían en el cargo. La Biblia en el Antiguo Testamento (según la religión católica), está compuesta de confirmaciones sobrenaturales referente a la venida de Cristo nacido de una Virgen (profecías que se escribieron con trescientos o cuatrocientos años de anticipación). Las tres grandes religiones monoteístas: el cristianismo, el judaísmo, y el islamismo, reconocen la validez de los milagros como medio de confirmación del mensaje de Dios.
 Apoyándose en la dignidad humana, Baruch se opuso contra la estrechez de la ortodoxia judía, su crítica sobre las Escrituras lo llevaron a la excomunión de la sinagoga y casi la muerte. Judío de nacimiento, en 1669 se estableció en La Haya. En 1674, los Estados de Holanda prohíben la publicación de la “Ética”, su obra más querida y famosa.   
 ¿Por qué no confesar que amamos el dinero si es una representación de poder, posición social y valorización de las masas? Tampoco la ambición desmedida de Calígula (extraviado emperador romano que hasta nombró a su propio caballo cónsul de Roma). Estoy de acuerdo en que el dinero no consigue que el perro nos mueva la cola. Muchas cosas no se compran con dinero, pero otras si, y las pagamos bien caras…
La simulación, la hipocresía o socarronería es común en algunos círculos sociales, confesar que amamos el bienestar como pertenencia no tiene por qué ser malo, bien vale la pena trabajar para mejorar nuestro estatus.
 Estamos en este planeta porque somos materia, amar nuestra carrocería es un deber tan plausible como amar la libertad. Si no nos queremos a nosotros mismos y hacemos respetar nuestros derechos, mal podemos hacerlo con nuestros semejantes.
A menudo el proceso de lo nuevo, no nos deja ver lo antiguo. El individuo que posee conciencia de su ego, adquiere mayor capacidad de solvencia ante la presencia de un obstáculo,  el super-ego no puede aceptar frustraciones o represiones, ya que la consciencia va unida a los procesos. Cuando el derecho de individualidad se desdibuja, se termina no diferenciando el entorno. La sumisión es por regla general falta de personalidad y masoquismo, diría el psicólogo, a veces basta una pequeña provocación para liberar el bloqueo con la explosión. El fogueo o desbloqueo lo expresamos a través de la palabra, la mirada y el cuerpo. Las emociones reprimidas siempre buscan la forma de aflorar a la superficie si no queremos enfermar, pues la conciencia si bien soluciona problemas, también los crea.  Pese a ser el hombre un ser racional no podemos tener el control absoluto de nuestras emociones, dado que un afecto no puede ser reprimido a voluntad salvo que otro afecto más fuerte lo tape. Nuestro deseo por sí solo muchas veces fracasa. Es como alimentar una idea, cuando esta se amplía hasta convertirla en una persecución fija.
Ambicionar no es prejuicioso o amoral, es la falta de actividad, la quietud y el conformismo lo que finalmente nos termina matando.
Creo que la palabra “esquizoide” se puede aplicar a una persona que tiene disminuido el sentido del Yo. Cuando el contacto con el sentir se ve reducido, el hombre debe considerarse enfermo. La mirada típica de un esquizoide es de lejanía, de ausencia, de nada… La caída de carácter, sea por obligación educacional, o por imagen, no es muy aconsejable. La represión a la salida de emociones, tan infiltrada por formación cultural y las buenas costumbres fundada en la frase “No es de hombres llorar ni exteriorizar dolor”, es equívoca. No es carencia de hombría la exteriorización del llanto, más bien su represión expresa un grave error educacional. Las expansiones y manifestaciones son el lenguaje del ego. El cuerpo por regla general, sabe y regula sus necesidades por si solo hasta establecer un equilibrio. Nuestra primera manifestación de estar parados es equilibrando nuestras dos piernas hasta establecer la actividad rítmica del cuerpo. Como hacen los simpáticos pingüinos. Si sabemos observar, la naturaleza siempre es un referente.
No somos muy conscientes de las emociones reprimidas, ni de la necesidad de impulsión de nuestras fuerzas expansivas que  proceden de la energía y la libertad de expresión. El cuerpo guarda sabiduría que no debemos desoír o desdeñar porque nos defiende tanto del plano psíquico como del corporal. Nuestra educación muchas veces es claustrofóbica,  más que  reprimir debiera estribar en respetar las diferencias.


viernes, 23 de octubre de 2015

El arte como medio libre de expresión

Psicoanálisis
Fragmento del libro 
"L'homme, ange ou demon"


Amemos el arte dicen algunos, porque por su intermedio todavía podemos salvar el planeta. No estaba tan loco Van Gogh cuando en sus cartas a su hermano Theo escribe: “Después de ver todo lo que acontece en el mundo, estoy más decidido que nunca a permanecer aquí, a no tener entre mis ojos nada más que los colores de la naturaleza, y entre mis manos más armas que mi pincel y mi pintura.”

El arte expresa en su concepción las ideas propias donde lo estético o feo, pasa a ser un elemento de interpretación de la imagen que convive. Las imperfecciones también suelen ser bellas si reparamos en el ideal estético que reflejaron la idea. Picasso afirmaba “la misión del arte no es copiar la naturaleza sino expresarla tal y como uno la interpreta”.

Longevidad
El arte, lejos de ser una copia, es un acto creador. Claro está que para seguir su consejo hay que tener sensibilidad y saber aplicarla, hallar belleza en lo inarmónico no es tema fácil, con tal de llamar la atención, y entrar en el mercado del arte el criterio de la belleza se hizo objetivo. Me parece que la pintura es doblemente interesante cuando nos obliga a pensar, cuando no está todo dicho pero sí esbozado.