viernes, 29 de enero de 2016

Singularidades

Fragmento del libro Cuentos para niños y no tan niños


De macho a hembra

Peces capaces de cambiar de sexo hasta diez veces consecutivas. Por ejemplo el Tummi okinawae, que vive cerca de la costa de Okinawa, en Japón.
         Pocos peces son capaces de cambiar de sexo hasta diez veces. Este pez tropical forma grupos integrados por varias hembras y un macho domi-nante. Si el macho muere o abandona el grupo, una de las hembras cambia de sexo y ocupa el lugar vacante. Por el contrario, si un macho de mayor tamaño arriba al grupo, el macho reinante empieza a actuar como hembra  y le va cediendo el lugar hasta transformarse totalmente en hembra.
         Raúl Alzogaray, doctor  en ciencias Biológicas, dice que a  diferencia de los peces que cambian de sexo una sola vez los órganos sexuales del okinawae, no desaparecen por completo, sino que regenera los genitales en el siguiente ciclo. Además se observó que los cambios van acompañados de modificaciones cerebrales. Este proceder de la región del cerebro, se está estudiando a fondo porque podría estar relacionado con el comportamiento transexual en los humanos.
En el reino animal el cambio de sexo se da en gastrópodos (caraco-les,  babosas y peces). En estos la transformación puede ser de macho a hembra (protandría) o a la inversa (protogínia)
En la primavera del hemisferio norte, los machos cantores migran a la costa oeste de Estados Unidos y Canadá, donde, con sus fuertes aletas excavan nidos en las rocas. El canto es producido por vibraciones de la ve-jiga natatoria. Las hembras depositan sus huevos pero al igual que el caba-llito de mar, atribuidos a Neptuno y otras divinidades marinas, el  hipo-campo será el macho cantor quien los fecunde.

viernes, 22 de enero de 2016

De la vida de las hormigas

Fragmento del libro Cuentos para niños y no tan niños


Id a la hormiga, dijo Salomón, 
Si queréis hallar una sociedad industriosa. 

La hormiga engreída

Todas dicen que soy una hormiga muy evolucionada, porque siendo atractiva y presumida, me diferencio del resto de mis congéneres. Poseo bellas alas, ojos enormes, tengo un color que me favorece y me gusta ponerme al sol como un hada a contemplar cómo mis semejantes trabajan de obreras acarreando vegetales, hongos y ramas que a menudo duplican su tamaño.
Desde mi árbol observo cómo viven en colonias. Las famosas hormigas soldado, compuestas por hembras estériles, se mueven siempre en formación compacta. Tienen como función proteger el hormiguero, proporcionar alimento y cuidar de las crías. Siendo completamente ciegas, para tantear el camino usan el canal químico. Las hormigas siguen guías feromonitas, olores y caminos señalados por sus secreciones.
Es increíble la relación que las hormigas tienen con los homópteros o pulgones de las plantas, hasta los alimentan protegen y construyen viviendas. Ocurre que los pulgones exudan una sustancia rica en azúcares que para ellas es de necesaria importancia como sustento e inteligentemente lo almacenan para cuando necesitan  proteínas.
Las hormigas rojas son carnívoras y muy agresivas si las molestan. Tienen una pequeña glándula con veneno. Algunas poseen aguijón, como las avispas. La picadura puede afectar tanto al hombre como al ganado. ¡Con una hormiga rojiza no se juega!  No son como las hormigas marineras que como polizontes invaden los barcos y van a puertos distantes donde algunas se quedan para siempre, o las grandes hormigas carpinteras que se meten en el maderaje de una casa y la minan como las termitas en sus galerías; o las cortadoras de hojas, las labradoras que deshierban y cultivan sus hongos como verdaderos horticultores, o las grandes hormigas verdes, guerreras, capaces de morder tan furiosamente que introduciendo ácido fólico hacen brotar sangre y dolor. Pero, las rojas poseen una atracción muy especial que las distingue del resto.
    Desde aquí observo como todas trabajan con gran laboriosidad, y a mí me disgusta trabajar. Yo soy campeona de la haraganería. Anido en la corteza de los árboles de miel porque no me gustan las cavidades subterráneas. Me he adueñado de esclavos que me proporcionan alimento y a veces es tan grande mi holgazanería que con frecuencia las utilizo como nodrizas.
   Me aburriría sobremanera ser reina: la hormiga reina es solitaria, gorda y triste. Su tamaño es superior al resto de las hormigas, incluyendo los machos. ¡ Me niego a fecundar! La pobre reina queda fértil para el resto de su vida, entregada, se arranca sus propias alas.  Excavando bajo tierra en su subterráneo no vuelven a ver el sol ni la luz del día, dedicada solamente a desovar las larvas que van surgiendo día a día del cascarón. Prisionera en su oscuridad, permanece perpetuamente preñada, convertida en una máquina de reproducir huevos. Atendida celosamente por sus obreras que morirían para defenderla, ¡no es más que una pobre reina! Sin embargo, me gustaría aparearme, y me divertiría contemplar como el zángano  después muere, pagando con su vida tamaña osadía. La única función de los zánganos es fertilizar y después morir.
   Cuando algún día en mi vuelo nupcial despliegue al sol mis iridiscentes alas, se verán tan hermosas que parecerán abalorios. Entre el tórax y el abdomen mi cintura es de terciopelo, mis aguijones de oro y mis patitas de ébano.  Mi amiga, la hormiga reina, decretó que yo estaba muy loca y mandó a hacer terapia. Pero todo fue en vano. ¡Porque el psicoanalista al verme tan radiante y bella se enamoró perdidamente de mí!

viernes, 8 de enero de 2016

El gorila


Fragmento del libro Cuentos para niños y no tan niños


El gorila, entre los simios pasa a ser el jefe supremo del bosque y el mayor representante de los monos antropoides, tanto por su dimensión como por el desarrollo de su inteligencia, es el animal que más se asemeja al hombre según la hipótesis de la prostitución, hasta llegar a canjear sexo por alimentos (relación por conveniencia).
Por ejemplo, Fiona Hunter, de la Universidad de Cambridge, quien pasó cinco años estudiando la conducta de pingüinos de Adélie en la Antártida, observó que algunas hembras tenían sexo con machos que no eran sus parejas a cambio de piedritas para sus nidos.
Los largos brazos del gorila le permiten adoptar la posición cuadrúpeda, porque es casi imposible andar en posición erecta dado su enorme peso y la relativa debilidad de sus cortas patas. Este primate ocupa el mayor rango entre la fauna de los bosques tropicales y habita en el África a orillas del río Gabón.      
El chimpancé de Dahomey es el más grande. Mide alrededor de dos metros de altura y su tronco está muy desarrollado, el cuello es excesiva-mente robusto y corto. La parte facial hace recordar a las primitivas formas humanas, diferenciándose las hembras por no poseer cresta sobre la cabeza. Se integran en pequeños grupos que siempre dirige el macho más viejo, mientras los adultos se van separando del clan para construir su propia familia.
Su selección de razas es inmensa. Los monos aulladores, los monos araña o lanudos. Los grandes monos; los simios, gorilas, chimpancés, bonomos, orangutanes o gibones, etc.
El gorila, cuando está enojado, emite alaridos desafiantes, uniéndose la manada en terrible coro. Parado sobre las dos patas, mostrando sus puntiagudos colmillos y golpeándose el pecho con las manos, con sus furiosos aullidos tratan de ahuyentar al hombre que comúnmente huye despavorido. Pero la verdad es que solamente lo enfrenta en casos extremos o  en defensa propia, cuando el hombre lo provoca y lo hiere.
Los machos jóvenes, en época de celo, siempre disputan las hembras al jefe del grupo, quien una vez vencido y maltrecho se retira y en cinco minutos la batalla termina tan repentinamente como empezó.      
La hembra puede tener un promedio de tres crías y una sola por gestación, que dura alrededor de ocho meses. Al igual que el elefante, si la madre muere, otra hembra se hace cargo de la crianza, amamantando la cría hasta su total desarrollo. Por su dieta vegetariana, de bajo poder calórico, necesitan comer todo el día.
Salvo cuando tienen cría, no poseen residencia fija, pernoctan donde los sorprende la noche. Los más jóvenes ocupan las partes altas de los árboles, los adultos hacen lecho en los bosques de bambú, en nidos que ellos mismos fabrican con estiércol  y ramas, y casi siempre duermen con la espalda apoyada en el tronco de algún árbol. Al amanecer salen en busca de semillas, cocos, y frutas.
Son fáciles de amaestrar pero la falta de libertad les resta años de vida. En el transcurso de treinta años se ven reducidos a la mitad. Es un animal hábil, tranquilo, concentrado en sí mismo. En cautiverio muestra gran cariño por su cuidador, que exterioriza con saltos y contorsiones. Son gran-des imitadores; se cree que su interés por aprender no obedece tanto a un impulso instintivo sino que está acompañado por una especie de raciocinio para congratularse con el hombre. Se han llevado a cabo numerosas experiencias con estos animales donde han puesto de manifiesto su desarrollo psico-intelectivo.      
Mi contacto con estos primates fue en Barcelona, a través de mi amiga Macarena, que entusiasta por los simios adquirió un pequeño chimpancé  al que llamó Paco. Según decía, entre los simios es nuestro pariente más cercano, el que denota mayor  inteligencia y más apegado al hombre. Paco comía sentadito a la punta de la mesa, apresaba los cubiertos y utilizaba la servilleta, y como gran señor bebía agua en su vaso especial, era muy gracioso verlo. Las manos de los simios semejantes a las del hombre, pueden flexionar el pulgar hacia la palma y aferrar los objetos. Los tres dedos de sus pies están unidos por la piel hasta la última falange.      
Paco había aprendido la mecánica de los números, contaba las manzanas que estaban sobre la mesa, era juguetón y a veces tiraba con ellas a pegar a los hijos de Macarena, pasando su presencia a ser conceptuada como un hermano más. Los chicos lo adoraban, les divertía y lo cuidaban cuando estimaban que algo no andaba bien.  Paco, se pasaba la mayor parte del día asomado al balcón, contemplando el trajinar de la calle y se ponía muy contento y avisaba cuando divisaba a algún conocido que llegaba de visita.        
Eduardo, entendido en la materia, siempre aconsejaba llevar a Paquito al zoológico de Barcelona. Decía que a medida que avanzara en edad perdería su temperamento juguetón y apacible,  se volvería irascible  testa-rudo y difícil de convivir.      
Ignoro del destino de este simpático simio, ni que habrá sido de mi amiga Macarena. La vida nos llevó por rumbos distintos…Yo me vine a América, ella se quedó en Barcelona. Con los años, sin darnos verdadera cuenta, vamos reemplazando amistades conforme nos alejamos del medio que nos rodea. ¡El tiempo y la distancia tienen el poder de llevarse parte consigo! No podemos acarrear en permanencia el sinfín de cosas acumula-das. Solamente el recuerdo  revive eternamente el pasado donde quiera que nos hallemos.