viernes, 6 de noviembre de 2015

¿El poder de las cosas imperceptibles origina la fe?

Orando en el Ganges
Fragmento del libro 

"L'homme, ange ou demon"


“Ver para creer o creer para ver”.
Ver es la mejor prueba para establecer la verdad o falsedad de algo. La fe es algo tan misterioso que es imposible no quedarse perplejo.
“A los apóstoles después de ver a Jesús resucitado, les costaba creerlo, entonces Jesús le dijo a Tomás: Mira mis manos horadadas y mis heridas abiertas, tócalas, introduce en ellas tus dedos, así podrás creer.
¡Porque me has visto y tocado Tomás creíste!  Bienaventurados los que creen sin haber visto” (Juan 20:29, Nuevo Testamento).
Creer es más una necesidad psicológica que un convencimiento lógico del individuo. Se puede creer sin ser necesariamente religioso. Las creencias religiosas no dejan de ser “afirmaciones discutidas”, su origen no va más allá del carácter moral, es decir, no involucra la intelectualidad (distinguiendo el saber como algo supremo). La verdadera definición del creyente debiera ser más descriptiva que normativa. Siendo estos conceptos totalmente distintos. Uno está basado en la realidad del acontecer, el otro sólo evalúa. No obstante la opinión de algunos filósofos, me aproximo a pensar que creer en algo es una necesidad interna del hombre. Que los contenidos dogmáticos de las religiones hayan dejado de ser admitidos y se cuestionen, no es algo nuevo, tampoco el concepto de Dios no es aprehensible para la ciencia, sin embargo todavía no hemos llegado a ninguna contraprueba lógica científica que certifique una realidad creíble sobre la vivencia de los destinos, ni descifrar cual es nuestro lugar dentro del los procesos del mundo.

En ninguna criatura viviente que no sea el hombre está dada la capacidad de razonar sobre la creencia religiosa. La fe es un don de Dios que actúa en cada hombre de distinta manera, todas las pasiones y comportamientos humanos son mutables y nos demuestran que la mayoría de las religiones conducen hacia un mismo fin. Su base es la fe y la conducta del hombre sobre la tierra. San Agustín proclamaba: “Creer para entender”. Siempre la fe primero, sino viene la reflexión, la duda y el caos.  Nietzsche se pregunta: “¿es la fe el suicidio de la razón?" Todo lo que está basado en la negación, el sometimiento y la renuncia es antinatural. La creencia depende de la cultura y el concepto”. Creer por imposición es cosa imposible. Los preceptos humanos están regidos por la determinación de los ciclos educacionales y culturales del momento, no solamente por la creación instintiva física. La cultura se transfiere, cada generación recibe su predecesora. 

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