Orando en el Ganges |
Fragmento del libro
"L'homme, ange ou demon"
“Ver para creer o creer para ver”.
Ver
es la mejor prueba para establecer la verdad o falsedad de algo. La fe es algo
tan misterioso que es imposible no quedarse perplejo.
“A
los apóstoles después de ver a Jesús resucitado, les costaba creerlo, entonces
Jesús le dijo a Tomás: Mira mis manos horadadas y mis heridas abiertas, tócalas,
introduce en ellas tus dedos, así podrás creer.
¡Porque
me has visto y tocado Tomás creíste!
Bienaventurados los que creen sin haber visto” (Juan 20:29, Nuevo
Testamento).
Creer es más una necesidad
psicológica que un convencimiento lógico del individuo. Se puede creer sin ser
necesariamente religioso. Las creencias religiosas no dejan de ser “afirmaciones
discutidas”, su origen no va más allá del carácter moral, es decir, no
involucra la intelectualidad (distinguiendo el saber como algo supremo). La
verdadera definición del creyente debiera ser más descriptiva que normativa.
Siendo estos conceptos totalmente distintos. Uno está basado en la realidad del
acontecer, el otro sólo evalúa. No obstante la opinión de algunos filósofos, me
aproximo a pensar que creer en algo es una necesidad interna del hombre. Que
los contenidos dogmáticos de las religiones hayan dejado de ser admitidos y se
cuestionen, no es algo nuevo, tampoco el concepto de Dios no es aprehensible
para la ciencia, sin embargo todavía no hemos llegado a ninguna contraprueba
lógica científica que certifique una realidad creíble sobre la vivencia de los
destinos, ni descifrar cual es nuestro lugar dentro del los procesos del mundo.
En ninguna criatura viviente
que no sea el hombre está dada la capacidad de razonar sobre la creencia
religiosa. La fe es un don de Dios que actúa en cada hombre de distinta manera,
todas las pasiones y comportamientos humanos son mutables y nos demuestran que
la mayoría de las religiones conducen hacia un mismo fin. Su base es la fe y la
conducta del hombre sobre la tierra. San Agustín proclamaba: “Creer para
entender”. Siempre la fe primero, sino viene la reflexión, la duda y el caos. Nietzsche se pregunta: “¿es la fe el suicidio
de la razón?" Todo lo que está basado en la negación, el sometimiento y la
renuncia es antinatural. La creencia depende de la cultura y el concepto”. Creer
por imposición es cosa imposible. Los preceptos humanos están regidos por la
determinación de los ciclos educacionales y culturales del momento, no
solamente por la creación instintiva física. La cultura se transfiere, cada
generación recibe su predecesora.
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