viernes, 18 de diciembre de 2015

El Aguila

Fragmento del libro Cuentos para niños y no tan niños


Como el Ave Fénix, surgida de las cenizas.

La ciencia con toda su batería de elementos de avanzada no puede desentrañar los misterios que la naturaleza demuestra a través de sus animales. Como en este caso ocurre con el proceder del Águila cuando está llegando a la decadencia.

Soberana de las alturas, dueña del aire y del viento, ese viento que a veces juega con la vida en forma destructiva, sobretodo cuando nos trasladamos en vuelo hacia alguna parte, y el águila usa como energía para agilizar su rumbo. 

El Águila es propietaria y señora de los grandes espacios, reina entre las aves. 

La majestuosidad del Águila es considerada como la reencarnación de poder. 

El Águila es el ave más longeva de su especie, si ella lo decide, puede llegar a vivir hasta los cien años, pero para llegar a esa edad, a los 40 años de vida, cuando sus garras ya no consiguen agarrar bien las presas para su subsistencia y su pico alargado puntiagudo y fuerte empieza a sentir la curvatura desde el centro, el águila debe determinar qué hacer entre las dos alternativas que le quedan, dejarse morir por inanición o enfrentar un dolo-roso proceso de renovación que dura 150 días y que consiste en volar hacia lo alto de una montaña, refugiarse en un nido próximo a una pared donde no necesite volar y comenzar a golpearse el pico hasta conseguir arrancárselo, esperar a que nazca un nuevo pico con el cual después va a arrancar sus viejas uñas. Crecidas estas, prosigue arrancando sus viejas plumas que recubren hasta el tarso de sus patas y después de cinco largos meses de este flagelo y encierro, sale victoriosa en su vuelo de renovación donde dispone de sesenta o setenta años más de vida.

Evolución semejante le suele suceder al hombre a lo largo de su ca-mino, cuando la vida está al borde del quiebre y pareciera que ya no hay gran cosa que aportar. O procedemos como el águila o nos entregamos a la espera de que la tierra nos cubra.

El Águila pese a la enorme envergadura de sus alas (dos metros y medio de longitud, dotadas de un cuerpo robusto de aproximadamente un metro y fuerte musculatura), sostiene vuelo rapidísimo, y puede remontar hasta 250 metros o más y con frecuencia permanece en el aire largo rato sin aletear. A veces planean con las alas inmóviles durante media hora, tanto tiempo como dure el viento, su vuelo sostenido requiere viento fuerte. Como los albatros, son criaturas del viento más que cualquier animal sobre la Tierra. Lo usan, lo surcan y guían su camino a través del viento. 

De vista muy perspicaz, a quinientos metros de altura son capaces  de visualizar una ardilla, lanzándose sobre ella a la velocidad del rayo. Atrapa la presa con sus fuertes garras a vuelo rasante, sin necesidad de posarse sobre el suelo. La vista del águila es proverbial por su agudeza, características que también son propias de los halcones y gavilanes.

El macho y la hembra por instinto de protección cazan siempre juntos y se dice que una vez apareada, guarda fidelidad durante toda su vida. Proverbial es también su paciencia y cuidados maternales con sus crías. Para el águila existe un solo nido que toma como hogar permanente. Con ramajes construye voluminosos y enormes nidos en sitios escarpados comúnmente en el saliente de las rocas -en un árbol derribado por el viento, cerca del lago Eric, se encontró un nido de águila centenario que pesaba dos toneladas-. 

La hembra deposita por nidada dos huevecillos relativamente pequeños, al cabo de cinco semanas nacen los pequeños aguiluchos. La educación de las pequeñas águilas dura mucho tiempo. Juegan con sus garras hasta que aprenden a tomar los objetos. Es curioso observar cómo chillan y patean preparándose para volar. 

A los cuatro o cinco años, cuando comienzan a salirle las plumas blancas, recién se las considera adultas. La densidad del plumaje y su natural fortaleza las capacita para soportar las condiciones inhóspitas de las grandes mesetas barridas por la inclemencia del clima, las abundantes precipitaciones y los fríos que afectan a las grandes cumbres. Se alimenta de pequeños mamíferos, anfibios, reptiles y aves. Traga a sus víctimas con plumas, que después vomitan en forma de bolas. Contrariamente a la creencia popular, nunca arrebata corderos o niños. Le resulta imposible remontar con pesos superiores a 3 o 4 Kg. Otros dicen que es capaz de levantar del suelo a un animal de 40 kilos. ( ? )

Mi amigo Philippe, ornitólogo radicado en los Alpes Suizos y a quién visité en varias oportunidades, habla del águila con veneración y me asegura que en los Pirineos abunda el águila real.  En mi último viaje, hace ya unos largos años…me contaba que tenía amaestrada a una pareja que, aunque vivía en libertad, siempre lo visitaban. Adoptándolos de chicos se  adaptan con  facilidad; con ellos aprendió sus movimientos y sus costumbres.  Tanto las amaba que en época de celo siempre  creía oír  a lo lejos  sus arrullos de amor. 


En la Biblia hay un salmo que la nombra. “Él perdona todas tus culpas y sana todas tus enfermedades. Él rescata tu vida de la tumba y te colma de ternura y amor, sacia de bienes tu existencia y te rejuvenece como el águila” (salmo 103; 3-5).

viernes, 11 de diciembre de 2015

Praga, nuevo encuentro con Zayed

Fragmento de la novela "Bernarda, demasiado mujer para un solo hombre"

Dos semanas después lo llama por teléfono. Él oye su voz y corta. Al tiempo vuelve a sonar el teléfono con insistencia. Lo atiende, es Bernarda nuevamente. Se origina un silencio y contesta.
- Te llamo desde Praga.
- Qué quieres. ¿Te urge algo?
- Quiero tener noticias de los niños, y hacerte saber a donde estoy.
- Bueno, gracias muy amable, Ya tomándola a la chacota le pregunta como andan los duendes Checos.
- ¡Qué duendes! Los gnomos están en tu cabeza. Vente y te vas a cerciorar.
- No puedo viajar de inmediato.
- ¿Fuiste al médico?…No debes dejar de atenderte.
- Estoy físicamente bien, gracias por tu preocupación.
Corta, y rastrea la llamada. Está hospedada en el Hotel “Inter Forum”. Lo conoce muy bien. Abajo hay un casino con entrada libre, donde se puede jugar a la ruleta y al Black Jack en dólares americanos. ¡Qué hace allí!
Quiere atrapar el tiempo que los separa. Los años idos no se recuperan nunca, la vida se le escapa y él tiene prisa. El transcurso de los días sin ella cada vez es más denso. Su llamado lo toma como eco que suena en algo ya preestablecido. No hay que matar el tiempo, la realidad es otra; es el tiempo quien nos mata. Cuando uno tiene unos años encima, los días cuentan, las horas cuentan, con ellas se va alejando la vida.  No se interroga más y decide partir.                                            
No la encuentra en el hotel. El conserje le dice que salió temprano. Se comunica con  amigos que tiene en Alemania y  les promete visitarlos en algún momento. Haciendo tiempo recorre lugares  hasta que  anochece. Vuelve al hotel y la ve bajar de un auto donde se despide de alguien. Por más que se esfuerza por la obscuridad no alcanza a ver el sexo. Cuando va a tomar el ascensor Bernarda siente que  le tapan los ojos con las manos. Se da vuelta y al encontrarlo con gran asombro lo abraza hasta llegar a su habitación. Vengo de El Hradschin, de visitar el Castillo de Praga. Me encontré con una vieja amiga que me trajo hasta aquí en su auto. Estoy cansadísima, he caminado lo inimaginable. Si me esperas un momento me doy un baño y salimos a cenar. Él revisa el cuarto con la mirada, no percibe nada extraño, solamente ropa de ella tirada sobre el sillón.   Oye caer el agua de la ducha,  Le pregunta si no lo invita a bañarse. Mirándolo de reojo le dice. ¡Si quieres!
Se mete bajo la lluvia, la  jabona, y la aprisiona contra sí. Con los labios entreabiertos recorre su cuerpo, la besa de mil maneras, se enloquecen, y sin tiempo para llevarla a la cama la introduce como loco mientras el agua los golpea. Embelesados terminan pidiendo algo de comer en el cuarto. Se duermen tardísimo para resucitar de nuevo amalgamados.
...
Mientra se aleja, en un trayecto de varias horas de vuelo. Piensa en ella, la analiza. Se considera impotente, no puede intentar cambiarla. Hiperbólica, desmesurada, no se detiene nunca,  su viaje tiene una estación en cada año,  vive en permanente disociación entre la imagen de lo que quiere y la realidad, que plasma en una transmigración de ciudades y cuerpos. Como puede ser que en esa metamorfosis se describa liberada. En sus canes, todo lo bebe en la misma copa,  liba sus apetitos como un cóctel. No entiendo esa actitud de evasión, ni ese carácter erótico de vagabundeo. Según sus propias palabras. Al igual que las aves, le gusta volar de acuerdo a su propia voluntad para lograr su fortaleza. Bernarda siempre está en tránsito, en un camino sin meta. Inquieta, como sentada en un hormiguero… No es mujer que se ate a nada ni a nadie. ¡Es un torrente de energía con ansia de libertad!  Dotada de una fuerte personalidad con carisma magnético, charme, sensualidad y belleza, que  atrapa con su mélange al más desprevenido de los humanos. Ya no sabe si la ama, la desea, o la odia. Aunque le duela el alma, pasó a calificarla, como; “Mi honorable prostituta”
Cierra su maquinar, pide una naranja exprimida con mucho hielo, como para sumergir en el vaso también  sus pensamientos y apagarlos…  y se dispone a leer en los diarios las noticias del día.

viernes, 4 de diciembre de 2015

Dubai


Fragmento de la novela "Bernarda,              demasiado mujer para un solo hombre"





Zayed Abdulaziz, por negocios debe viajar a Dubai. Abu Dhabi, la capital de Dubai creciendo a ritmo de infarto, símbolo de una riqueza material entre ostentosa y lúdica y requiere su compañía. Bernarda acepta encantada sabiendo lo que ello conlleva… El potentado imperio árabe que se levanta entre las nubes la deslumbra. La tecnología de las grandes obras arquitectónicas. Sus rascacielos, sus torres como aguja hacia el infinito.  El BurjKalifa de 828m. (hasta la punta de la antena). Por ahora, la torre más alta del planeta, y un ascensor que sube a diez metros por segundo. En el piso 122, el Hotel Armani tiene instalado a todo lujo el restorán más alto. Subir hasta el piso 124, a 442 metros del suelo, es mirar solamente las nubes y el océano envuelto en una luz brumosa. Más allá el desierto, kilómetros y kilómetros de arena y calor. Abajo, el shopping que conecta con el Acquarium Dubai, un parque marino bajo techo con cualquier cantidad de tiburones. El  Shopping Emirates, a parte de contar con todo lo imaginable en una demencia potencial,  tiene una pista quilométrica de esquí bajo techo. En el extremo del Jumeirah Palm, está el opulento hotel Atlantis The Palm, con habitaciones bajo el mar y paredes con peceras surcadas por tiburones. Varones árabes con “thoub”, una túnica blanca que deslumbra, asoman por todos lados, lástima que el calor es agobiante. Cuando en verano el termómetro oficial marca más de 50 grados, es ley dejar de trabajar. Hay que ir en invierno, cuando el termómetro marca 25.
La mayor parte de los universitarios son mujeres que conducen sus propios autos. Dubai es la ciudad más liberal de los Emiratos Árabes Unidos.  Mientras, Bernarda, sueña… Sueña con encontrar a su padre Ad I Marat. Su madre se lo ha hecho saber en su lecho de muerte. Reserva sus intenciones hasta averiguar quién es, qué papel desempeña en ese poderoso mundo imperial en el que acaba de entrar.  
Convive con Zayed que ha caído hechizado en sus redes, y de a poco se va adueñando de la mansión. Piensa en Emiliano y sus desnudos. Con la excusa de hacerse un retrato para obsequiar a Zayed, lo busca. Lo hace entrar al palacio. Emiliano se deslumbra, su vista se pierde tras los salones de tupidas alfombras turcas, de Azerbaijan y las francesas de Aubussón, los bargueños de Vargas. Los cuadros de Velásquez, Goya, V. Serov, Leonardo y Toulouse, y  las impactantes lámparas de cuarzo cargadas de caireles de cristal de Bohemia y Baccarat.

Su reencuentro es conmovedor hasta las lágrimas. Le ruega que a cualquier precio, se ocupe de rescatar los desnudos de aquella época. Emiliano la tranquiliza manifestando que de aquel tiempo hasta ahora, su personalidad ha cambiado tanto que es un tanto difícil identificarla. Le promete ocuparse, ella se ofrece para cualquier cosa que necesite. Está en posesión de poderle acercar cualquier ayuda económica. Le da un abrazo, la felicita, le agradece y se pone a trabajar plasmando como mejor puede, su reconocida figura ahora envuelta en un elegante Sarí. De muchas cosas dialoga con Emiliano mientras le posa. Terminado el retrato, en la despedida su amigo le dice “Yo no soy profeta pero presta atención a lo que haces, no termines como la araña que cuando quiere zafar se da cuenta de que está atrapada en su propia red. Le contesta con un apretado abrazo haciéndole saber que lo único que la guía es averiguar quién es  su  padre. Para ella como para el sheikh, la palabra imposible no existe.