Fragmento del libro Cuentos para niños y no tan niños
Como el Ave Fénix, surgida de las cenizas.
La ciencia con toda su batería de elementos de avanzada no puede desentrañar los misterios que la naturaleza demuestra a través de sus animales. Como en este caso ocurre con el proceder del Águila cuando está llegando a la decadencia.
Soberana de las alturas, dueña del aire y del viento, ese viento que a veces juega con la vida en forma destructiva, sobretodo cuando nos trasladamos en vuelo hacia alguna parte, y el águila usa como energía para agilizar su rumbo.
El Águila es propietaria y señora de los grandes espacios, reina entre las aves.
La majestuosidad del Águila es considerada como la reencarnación de poder.
El Águila es el ave más longeva de su especie, si ella lo decide, puede llegar a vivir hasta los cien años, pero para llegar a esa edad, a los 40 años de vida, cuando sus garras ya no consiguen agarrar bien las presas para su subsistencia y su pico alargado puntiagudo y fuerte empieza a sentir la curvatura desde el centro, el águila debe determinar qué hacer entre las dos alternativas que le quedan, dejarse morir por inanición o enfrentar un dolo-roso proceso de renovación que dura 150 días y que consiste en volar hacia lo alto de una montaña, refugiarse en un nido próximo a una pared donde no necesite volar y comenzar a golpearse el pico hasta conseguir arrancárselo, esperar a que nazca un nuevo pico con el cual después va a arrancar sus viejas uñas. Crecidas estas, prosigue arrancando sus viejas plumas que recubren hasta el tarso de sus patas y después de cinco largos meses de este flagelo y encierro, sale victoriosa en su vuelo de renovación donde dispone de sesenta o setenta años más de vida.
Evolución semejante le suele suceder al hombre a lo largo de su ca-mino, cuando la vida está al borde del quiebre y pareciera que ya no hay gran cosa que aportar. O procedemos como el águila o nos entregamos a la espera de que la tierra nos cubra.
El Águila pese a la enorme envergadura de sus alas (dos metros y medio de longitud, dotadas de un cuerpo robusto de aproximadamente un metro y fuerte musculatura), sostiene vuelo rapidísimo, y puede remontar hasta 250 metros o más y con frecuencia permanece en el aire largo rato sin aletear. A veces planean con las alas inmóviles durante media hora, tanto tiempo como dure el viento, su vuelo sostenido requiere viento fuerte. Como los albatros, son criaturas del viento más que cualquier animal sobre la Tierra. Lo usan, lo surcan y guían su camino a través del viento.
De vista muy perspicaz, a quinientos metros de altura son capaces de visualizar una ardilla, lanzándose sobre ella a la velocidad del rayo. Atrapa la presa con sus fuertes garras a vuelo rasante, sin necesidad de posarse sobre el suelo. La vista del águila es proverbial por su agudeza, características que también son propias de los halcones y gavilanes.
El macho y la hembra por instinto de protección cazan siempre juntos y se dice que una vez apareada, guarda fidelidad durante toda su vida. Proverbial es también su paciencia y cuidados maternales con sus crías. Para el águila existe un solo nido que toma como hogar permanente. Con ramajes construye voluminosos y enormes nidos en sitios escarpados comúnmente en el saliente de las rocas -en un árbol derribado por el viento, cerca del lago Eric, se encontró un nido de águila centenario que pesaba dos toneladas-.
La hembra deposita por nidada dos huevecillos relativamente pequeños, al cabo de cinco semanas nacen los pequeños aguiluchos. La educación de las pequeñas águilas dura mucho tiempo. Juegan con sus garras hasta que aprenden a tomar los objetos. Es curioso observar cómo chillan y patean preparándose para volar.
A los cuatro o cinco años, cuando comienzan a salirle las plumas blancas, recién se las considera adultas. La densidad del plumaje y su natural fortaleza las capacita para soportar las condiciones inhóspitas de las grandes mesetas barridas por la inclemencia del clima, las abundantes precipitaciones y los fríos que afectan a las grandes cumbres. Se alimenta de pequeños mamíferos, anfibios, reptiles y aves. Traga a sus víctimas con plumas, que después vomitan en forma de bolas. Contrariamente a la creencia popular, nunca arrebata corderos o niños. Le resulta imposible remontar con pesos superiores a 3 o 4 Kg. Otros dicen que es capaz de levantar del suelo a un animal de 40 kilos. ( ? )
Mi amigo Philippe, ornitólogo radicado en los Alpes Suizos y a quién visité en varias oportunidades, habla del águila con veneración y me asegura que en los Pirineos abunda el águila real. En mi último viaje, hace ya unos largos años…me contaba que tenía amaestrada a una pareja que, aunque vivía en libertad, siempre lo visitaban. Adoptándolos de chicos se adaptan con facilidad; con ellos aprendió sus movimientos y sus costumbres. Tanto las amaba que en época de celo siempre creía oír a lo lejos sus arrullos de amor.
En la Biblia hay un salmo que la nombra. “Él perdona todas tus culpas y sana todas tus enfermedades. Él rescata tu vida de la tumba y te colma de ternura y amor, sacia de bienes tu existencia y te rejuvenece como el águila” (salmo 103; 3-5).
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