viernes, 11 de diciembre de 2015

Praga, nuevo encuentro con Zayed

Fragmento de la novela "Bernarda, demasiado mujer para un solo hombre"

Dos semanas después lo llama por teléfono. Él oye su voz y corta. Al tiempo vuelve a sonar el teléfono con insistencia. Lo atiende, es Bernarda nuevamente. Se origina un silencio y contesta.
- Te llamo desde Praga.
- Qué quieres. ¿Te urge algo?
- Quiero tener noticias de los niños, y hacerte saber a donde estoy.
- Bueno, gracias muy amable, Ya tomándola a la chacota le pregunta como andan los duendes Checos.
- ¡Qué duendes! Los gnomos están en tu cabeza. Vente y te vas a cerciorar.
- No puedo viajar de inmediato.
- ¿Fuiste al médico?…No debes dejar de atenderte.
- Estoy físicamente bien, gracias por tu preocupación.
Corta, y rastrea la llamada. Está hospedada en el Hotel “Inter Forum”. Lo conoce muy bien. Abajo hay un casino con entrada libre, donde se puede jugar a la ruleta y al Black Jack en dólares americanos. ¡Qué hace allí!
Quiere atrapar el tiempo que los separa. Los años idos no se recuperan nunca, la vida se le escapa y él tiene prisa. El transcurso de los días sin ella cada vez es más denso. Su llamado lo toma como eco que suena en algo ya preestablecido. No hay que matar el tiempo, la realidad es otra; es el tiempo quien nos mata. Cuando uno tiene unos años encima, los días cuentan, las horas cuentan, con ellas se va alejando la vida.  No se interroga más y decide partir.                                            
No la encuentra en el hotel. El conserje le dice que salió temprano. Se comunica con  amigos que tiene en Alemania y  les promete visitarlos en algún momento. Haciendo tiempo recorre lugares  hasta que  anochece. Vuelve al hotel y la ve bajar de un auto donde se despide de alguien. Por más que se esfuerza por la obscuridad no alcanza a ver el sexo. Cuando va a tomar el ascensor Bernarda siente que  le tapan los ojos con las manos. Se da vuelta y al encontrarlo con gran asombro lo abraza hasta llegar a su habitación. Vengo de El Hradschin, de visitar el Castillo de Praga. Me encontré con una vieja amiga que me trajo hasta aquí en su auto. Estoy cansadísima, he caminado lo inimaginable. Si me esperas un momento me doy un baño y salimos a cenar. Él revisa el cuarto con la mirada, no percibe nada extraño, solamente ropa de ella tirada sobre el sillón.   Oye caer el agua de la ducha,  Le pregunta si no lo invita a bañarse. Mirándolo de reojo le dice. ¡Si quieres!
Se mete bajo la lluvia, la  jabona, y la aprisiona contra sí. Con los labios entreabiertos recorre su cuerpo, la besa de mil maneras, se enloquecen, y sin tiempo para llevarla a la cama la introduce como loco mientras el agua los golpea. Embelesados terminan pidiendo algo de comer en el cuarto. Se duermen tardísimo para resucitar de nuevo amalgamados.
...
Mientra se aleja, en un trayecto de varias horas de vuelo. Piensa en ella, la analiza. Se considera impotente, no puede intentar cambiarla. Hiperbólica, desmesurada, no se detiene nunca,  su viaje tiene una estación en cada año,  vive en permanente disociación entre la imagen de lo que quiere y la realidad, que plasma en una transmigración de ciudades y cuerpos. Como puede ser que en esa metamorfosis se describa liberada. En sus canes, todo lo bebe en la misma copa,  liba sus apetitos como un cóctel. No entiendo esa actitud de evasión, ni ese carácter erótico de vagabundeo. Según sus propias palabras. Al igual que las aves, le gusta volar de acuerdo a su propia voluntad para lograr su fortaleza. Bernarda siempre está en tránsito, en un camino sin meta. Inquieta, como sentada en un hormiguero… No es mujer que se ate a nada ni a nadie. ¡Es un torrente de energía con ansia de libertad!  Dotada de una fuerte personalidad con carisma magnético, charme, sensualidad y belleza, que  atrapa con su mélange al más desprevenido de los humanos. Ya no sabe si la ama, la desea, o la odia. Aunque le duela el alma, pasó a calificarla, como; “Mi honorable prostituta”
Cierra su maquinar, pide una naranja exprimida con mucho hielo, como para sumergir en el vaso también  sus pensamientos y apagarlos…  y se dispone a leer en los diarios las noticias del día.

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